
El tiburón blanco es uno de esos pocos animales que no deja indiferente a nadie, cada uno de nosotros sentimos algo por este depredador. Desde el odio y el miedo más absoluto a una gran admiración, amor y atracción por su fuerza desmedida y perfección. Para estos últimos, para los enamorados del gran blanco, aquellos que quieren conocerle de cerca, existe un lugar en el mundo que parece diseñado para que cumplan su sueño: la Isla de Guadalupe.
La Isla de Guadalupe, perteneciente a México y situada a casi 250 kilómetros de Baja California, en pleno Pacífico, es un santuario de tiburones blancos. Hasta 108 ejemplares se han registrado en esta isla deshabitada que ya en 1925 fue declarada Reserva Natural y en 2005 obtuvo la categoría de Reserva de la Biosfera. Desde lobos marinos a aves endémicas, pasando por atunes de aleta azul, grandes bancos de jureles, bonitos o petos visitan esta isla durante todo el año. Pero nadie es capaz de arrebatarle el protagonismo al gran blanco.
Tenemos la idea que estos grandes tiburones se pueden ver en Australia o Sudáfrica, pasando por alto este destino de buceo, que cuenta con las mejores condiciones para el buceo con tiburones blancos. No solo por su cantidad, tanto la visibilidad, de hasta 40 metros, como la temperatura, con una media de 21º, hacen de Guadalupe el destino principal para poder cumplir el sueño de muchos… que es una pesadilla para la mayoría.
Sin necesidad de ser un experto buceador podrás enfrentarte no a uno o dos, si no con hasta 5 tiburones blancos simultáneamente. En jaulas con capacidad para tres o cuatro personas que no se sumergen más allá de los 10 metros y que proporcionan 360º de visibilidad, podrás pasar horas aprendiendo sobre estos depredadores, ver como se acercan a curiosear, a probar el cebo y que te permitirán realizar algunas de las más extraordinarias fotografías que podrás hacer bajo el agua. Y si tienes la experiencia y el valor necesario incluso podrás salir de la jaula y bucear con ellos cara a cara.
Los tiburones blancos de Guadalupe llevan siendo estudiados desde hace décadas, tanto por científicos locales e internacionales a través de programas de conservación del gobierno mexicano. El respeto por estos animales, que acuden año tras año a esta isla, que incluso tienen nombre y los guías conocen la personalidad de cada uno de ellos, es absoluto. Tímidos, curiosos, huidizos, sociables, algunos reaccionan ante los ruidos, otros se muestran indiferentes ante la presencia humana… Una experiencia que no deja indiferente a nadie, una explosión de adrenalina que te dará un nueva imagen de los tiburones blancos y ayudará a eliminar la etiqueta de sanguinarios devora-hombres a estos unos extraordinarios animales, necesarios para la buena salud del océano.