Para la mayoría de buceadores, Maldivas es sinónimo de inmersiones con mantas y tiburones ballena. El buceo con estos dos gigantes es lo que muchos submarinistas buscan en su primer viaje a Maldivas y lo que enamora a la mayoría de ellos. Pero también existen unas Maldivas donde las mantas y los tiburones ballena pasan a un segundo o tercer plano. Zonas donde nos encontramos exuberantes paredes llenas de vida. Esa parte de Maldivas, virgen aún, te cuenta cómo eran estos atolones hace 30 años.
La espectacular visibilidad y la biodiversidad del remoto sur de Maldivas es tan brutal que merece un viaje de buceo aún sin la necesidad de dar con ninguna de sus grandes y famosas «atracciones submarinas»: mantas y el ballena. El sur ofrece un buceo más tranquilo y exclusivo (si cabe) ya que requiere trayectos más largos en vida a bordo y sus inmersiones suelen ser más profundas y complicadas, exigiendo una mayor experiencia. Las fuertes corrientes que circulan por los canales pueden intimidar a algunos pero son una bendición que lleva alimento a unas paredes cargadas de coral, convertidas en refugio y alimento de antias, peces napoleón, peces ballesta titán, escuadrones de rayas águila, rayas mármol, grandes bancos de carángidos o tiburones como los nodriza o grises.
Si te apetece darle una oportunidad al sur de las Maldivas a través de barcos de buceo vida a bordo planea visitarlo de enero a mediados de abril. Ellos te darán la posibilidad de entrar en un océano que parece pertenecer al pasado.