
A pesar de ser la más pequeña de las islas del archipiélago de las Azores cuenta con numerosos y muy interesantes lugares de buceo, principalmente por haberse convertido en un curioso caso de Reserva Voluntaria, dando más importancia al turismo de buceo o de avistamiento de aves que a la pesca.
Esa prohibición de pesca se puede ver claramente en «Caneiro dos Meros», un popular punto de buceo a 150 metros de la costa donde es posible encontrarse en una sola inmersión con decenas de enormes y curiosos meros. Desde hace más de una década que esta zona es reserva marina y los meros, de más de 20 kilogramos, están acostumbrados a los buceadores y no les temen con lo que tendrás una estupenda experiencia de buceo al lado de estos gigantes.
Como no podía ser de otra manera en esta pequeña isla volcánica, nos encontramos con varias grutas y túneles como «Gamela», de sencillo buceo, donde habitan cardúmenes de especies típicas del archipiélago como salemas, pejeperros, fredis o fulas y diferentes especies de morenas como la picopato. En la zona más profunda de este punto podemos asomarnos al azul para ver grupos numerosos de bicudas, bonitos o carángidos.

Una de las inmersiones de Corvo donde dar con peces pelágicos es «Moldinho» un cono volcánico que emerge desde los 45 metros hasta solo 4 de la superficie. Este punto, azotado por corrientes moderadas, agrupa a meros, pejeperros y numerosos ejemplares de la urticante anémona Alicia mirabilis y nos permite, debido a su ubicación a unos 500 metros de la costa, apreciar el paso de peces pelágicos como carángidos o anjovas en plataformas de poca profundidad.